El doctor de las estrellas by Leinster Murray

El doctor de las estrellas by Leinster Murray

autor:Leinster, Murray [Leinster, Murray]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ciencia Ficción
editor: Vertice
publicado: 1965-01-01T00:00:00+00:00


III

LLEGARON a la desviación que daba acceso a un pueblo llamado Tenochitlan, a unos sesenta y cinco kilómetros de Maya City. Calhoun se desvió de la autopista para atravesarlo. Quien hubiese elegido el nombre de Maya para este planeta se interesaba por las leyendas del Yucatán, allá en la Tierra. Había muchos ejemplos de tal afición en la lista de puertos de llamada del Navío Médico. Calhoun tocaba tierra regularmente en planetas que tenían el nombre de condados y ciudades en donde los primeros hombres partieron para las estrellas y nostálgicamente bautizaron sus descubrimientos con substantivos llenos de añoranza. Había un Tralee, y Dorset, y un Eire. Los colonos con frecuencia tomaban el nombre dado de su mundo como sistema y elegían los otros nombres relativos para los mares y penínsulas y cadenas montañosas. Calhoun incluso había visitado un mundo llamado Texia, en donde la rejilla de aterrizaje se alzaba cerca de una urbe llamada Corral, y el principal puesto elaborador de carnes tenía el nombre de Rodeo.

Quienquiera que se bautizara Tenochitlan habría sugerido, sin embargo, algo que la propia ciudad lo negaba. Era un pueblecito. Tenía un tipo de arquitectura local agradable. Habían tiendas y algunas fábricas, y muchas viviendas estrictamente particulares, algunas apiñadas juntas y otras en medio de jardines de considerable tamaño. En esos jardines también había mustiedad y podredumbre entre las plantas caníbales. No había hierba, porque tales plantas lo impedían, pero ahora aquellas expresiones vegetales naturales que impedían que crecieran otras hierbas estaban muertas. Excepto una clase de cosas crecientes, sin embargo, el resto de la vegetación parecía lozana.

Pero el pueblecito estaba desierto. Sus calles se encontraron vacías. Sus casas desalquiladas. Algunas viviendas estaban aparentemente cerradas con llave, aquí, sin embargo, Calhoun vio a tres o cuatro tiendas cuyos géneros en venta habían sido tapados con fundas de plástico antes de que los propietarios partieran. Dedujo que en esta ciudad se recibió el aviso más temprano que en la del espaciopuerto, o que sabían que tenían tiempo de ponerse en movimiento antes de que las autopistas estuviesen llenas de coches procedentes del oeste.

Allison miró las casas con ojos agudos y calculadores. No pareció fijarse en la ausencia de gente cuando Calhoun regresó a la gran carretera más allá del pueblecito, Allison contempló los campos sin fin de plantas verde oscuro con la misma especie de interés.

- Interesante - dijo bruscamente cuando Tenochitlan quedó atrás y se redujo a una simple manchita en el horizonte -. Muy interesante. Me interesa la tierra. Los bienes raíces. Ese es mi negocio. Tengo una corporación que posee tierras en Thanet Tres. Poseo pertenencias también en Dorset. Y en todas partes. Se me acaba de ocurrir. ¿Qué vale esta tierra y las ciudades si la gente se marcha lejos?

-¿Y qué vale la gente que es capaz de huir? - preguntó Calhoun.

Allison no le hizo caso. Parecía ensimismado. Pensativo.

- Vine aquí a comprar tierra - dijo -. Tenía concertado adquirir algunos cientos de kilómetros cuadrados. Compraría más si el precio fuera bueno.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.